Dieron las 9 de la noche, el lugar entró en penumbras, una melodía silencio los gritos del momento, las pantallas mostraban un video con la euforia ochentena, al final de estos, reventó el sonido de unos acordes de guitarra, no sentía mis piernas, se me puso la piel de gallina, y mis ojos se llenaron de lagrimas; hasta que por fin, luego de 3 meses de espera, tenia al frente a mis ídolos, Soda Stereo, interpretando Juegos De Seducción, en ese momento me convertí en otro tipo, uno que no conocía, el que tomaría la batuta de los canticos y arengas de la tribuna hacia los Soda.
Cada canción me hacia perder la voz cada vez más, mis manos chocaban una con otra mil veces, las lágrimas brotaban de mis ojos en Tele-ka, Imágenes Retro, En La Ciudad De La Furia, Cuando Pase El Temblor, Sobredosis De T.V., Persiana Americana, No Existes, De Música Ligera, Prófugo, El Rito, Nada Personal y Te Hacen Falta Vitaminas, cada una de ellas me hicieron viajar en el tiempo, recordando cada momento de mi vida que estas canciones representaban, además de recordar la manera en que conocí a cada una de ellas, incluyendo a las otras 16 de la noche.
Durante casi 3 horas y media, fui libre, un ser completamente libre, sin miedo a las burlas ni al que dirán de quienes veían el espectáculo aparte que este servidor ofreció.
Cuando los Soda terminaron su encuentro con las 45 mil almas que asistimos esa noche al coloso de la calle José Díaz, salí feliz y con un sentimiento indescriptible en el pecho, totalmente orgulloso de ser parte de este suceso.
Cuando regresé a casa, había una reunión por el cumpleaños de una tía y todo el mundo me preguntaba sobre el concierto, pero no pude responder mucho, ya que estaba si voz; luego de un rato me fui a dormir, esperando estar mejor físicamente para repetir la faena al día siguiente, en mi segundo y último concierto de mi banda de rock favorita, Soda Stereo.