
Si hoy sufrimos por las ausencias obligadas del bombardero y el loco, podremos ver una oportunidad de mostrar nuevos valores para ser tomados en cuenta en el proceso, como los futbolistas del medio local que viajaran a tierras gauchas; tal y como sucedió con la selección del 97, en la que surgieron chicos como Miguel Rebosio y Martin Hidalgo, que luego fueron el pilar de los siguientes combinados.
No hay que tener mentalidad perdedora, ya que este torneo es una preparación para el verdadero objetivo, que es hacer el mejor papel posible en el camino rumbo a Brasil 2014, y esta copa podría ser, como la de hace 14 años, el trampolín para convertirse en seleccionados permanentes para muchos de los que actuarán en Argentina.
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